miércoles, 20 de abril de 2011

                                               SOY UN HIPÓCRITA

Exijo poder encender la luz de mi casa y que ésta me ilumine hasta que yo lo considere oportuno. Reclamo que la tarifa de la luz sea la más barata posible y que las centrales térmicas, paneles solares, torres de alta tensión y “los molinos” se construyan y se coloquen lejos de mi vista, a  ser posible en León… afean el paisaje.
Mi exigencia y reclamación viene motivada a que como pago cada dos meses 0,092834 € / KWh además de 1,634089 € / KWh en términos de potencia contratada y el 4,864 % del “parón nuclear” tengo el derecho a consumir lo que me dé la gana  y me importa un comino la evacuación de la energía eléctrica.
Considero que puedo abrir el grifo cuando me apetezca y consumir el agua sin pensar en los demás, ya que pago religiosamente todos los meses 0,5000 € por metro cúbico consumido, además de 0,2200 €/m3 por el alcantarillado y 0,2575 €/m3 por el canon de saneamiento del Principado. Ahora bien, las plantas de tratamiento de aguas residuales y  las depuradoras sería conveniente construirlas en La Coruña… son muy molestas.
Reclamo que todos los días y de manera puntual, la bolsa de basura (que no reciclo) se retire de mi domicilio. Pero espero que no se le pase por la imaginación de nadie que se construya cerca de mi casa un vertedero o una planta de incineración de residuos… son un verdadero asco.
Reivindico acercarme al quiosco todos los días y poder comprar los periódicos que me apetezca, pero que nadie me hable de instalar en mi municipio una papelera como la de ENCE en Navia… huele muy mal y claro los árboles que sean necesarios talar para fabricar dichos periódicos que sean los de América.
Demando imperiosamente tener cobertura las 24 horas en mi teléfono móvil, pero las antenas sería conveniente que se colocasen en el edificio de mi vecino… por si acaso. Quiero poder viajar en avión lo más económico posible, pero los aeropuertos que los construyan en Cantabria… por lo de los ruidos. Así mismo las estaciones de autobuses tendrán que ubicarse lejos de mi domicilio y también  las paradas.
Reclamo un puesto de trabajo en  una gran empresa que esté ubicada cerca de mi casa, pero ojo que quede claro lo siguiente: No vendré obligado a coger ningún medio de transporte y  se me permitirá salir a comer “el pinchu” y hacer la compra a media mañana.
Como los emigrantes nos vienen a quitar los puestos de trabajo yo estoy de acuerdo que los expulsen a todos. Ahora bien, que no se les ocurra a nadie “devolvernos”  a los más de cuatro millones de españoles y sus familiares que se encuentran fuera por todo el mundo.
Se debe de hacer una excepción con la ciudadana colombiana que limpia nuestra casa (y que no la tenemos asegurada) o el argentino que trabaja como fontanero en la economía sumergida y nos hace alguna chapuza. También quedarán exceptuadas de la expulsión las personas que cuidan a nuestros mayores mientras nosotros trabajamos fuera e incrementamos nuestro patrimonio.
Personalmente no me siento identificado con ninguna de las situaciones que narro en esta opinión, así que estimado lector, si conoces alguna persona que opine de esta manera pásale este artículo. Ojala que en España nunca más tengamos que pasar por lo que han pasado nuestros abuelos o padres y en la actualidad los inmigrantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario