CAFÉ, CARBÓN Y
RENOVABLES EN ALEMANIA
Alemania quedó arrasada
durante la II Guerra Mundial, pero no arruinada. Asumió la derrota y sin perder
un minuto empezó a planificar el segundo y definitivo asalto; una lucha
soterrada, tranquila sin plazo fijo para la victoria y cuyo objetivo hoy lo
tienen más cercano, el poder económico
total.
Alemania quiere que todos
los países de Europa cierren sus minas, mientras tanto ellos tienen una
plantilla minera de aproximadamente 35.000 trabajadores. Los últimos sucesos
relacionados con la industria nuclear parece que han echo cambiar de opinión a
los responsables alemanes de planificar a largo plazo el mix energético en la
primera potencia económica de este continente.
Hace unas fechas se ha
inaugurado en Grevenbroich-Neurath una central térmica alimentada por carbón y
que puede producir el doble de electricidad que la mayor central nuclear que
existe en España. Paralelamente las autoridades políticas alemanas “dicen” que
van a iniciar un apoyo a las energías renovables como complemento del mix
energético.
Estas declaraciones se
hacían en Alemania en Setiembre de este año 2012, pero el diario DER SPIEGEL en
su edición del 15 de Octubre pone al descubierto la desconfianza de parte de la
población alemana sobre las energías renovables ya que por el momento, la
energía solar, eólica y la biomasa suponen la cuarta parte del suministro de
electricidad del país; las causas son principalmente económicas.
Parece ser que para la
canciller alemana es una prioridad el “Energiewende” o sea un cambio hacia el
suministro energético sostenible basado en las energías renovables y la
eliminación gradual de la energía nuclear para el año 2020; pero el incremento
de los costes de producción, es un asunto de capital importancia para el pueblo
alemán y saldrá a relucir esta cuestión en la próxima campaña electoral.
Mientras tanto en España, el
Gobierno ha reducido al mínimo el apoyo vía subvenciones a las energías
renovables e incrementado de una manera considerable las ayudas a la energía nuclear, “vivir para ver”.
Dicen los expertos que la
economía verde puede crear más de un millón de empleos en menos de 8 años ya
que la industria ecológica en España cuenta con 61.000 empresas y hace unos
años ocupaba a 158.000 trabajadores; simplemente tenemos que echar un vistazo
al informe “Empleos verdes para el desarrollo sostenible” de la Organización
Internacional del Trabajo.
Mientras aquí discutimos
(como siempre) si son galgos o podencos los alemanes y otros países van
siguiendo su hoja de ruta energética sin desmayar y modificándola cuando tienen
probadas razones para hacerlo.
Mira como son los alemanes,
lee este artículo con tranquilidad y luego fórmate una opinión al respecto.
Hace unos días han inaugurado un café en Berlín que se llama “The Barn” o sea
“El Granero”. Hasta aquí nada que destacar pero si te digo que no tiene WC, está
prohibida la entrada a perros, fumar en
la calle, no puedes conectar tu ordenador a la red, tienes que apagar tu
teléfono móvil y está prohibido que entren carritos de bebés y sillas de
ruedas, entonces seguro que dirás, vaya raros que son estos alemanes.
El Partido Verde de Berlín
ha puesto el grito en el cielo, pero parece ser que el dueño no ha violado
ninguna ley y que prevalece el derecho de admisión del propietario, ya que el
motivo de impedir la entrada a bebés con sus cochecitos es por motivos de
seguridad.
La cafetería tiene una
máquina de café tostado que al parecer puede alcanzar una temperatura de 220
grados Celsius o lo que es lo mismo 430 grados Fahrenheit, lo que representa un
alto peligro de incendio. “Un gran volumen de cochecitos o sillas de ruedas
haría extremadamente difícil de manejar la evacuación en caso de incendio”.
Algunos ciudadanos dicen que
El Granero ha ido un poco lejos y en plan despectivo comentan que “El nazi de
la sopa de Seinfeld ahora tiene una tienda de café en Berlín”.
El dueño se defiende
diciendo que son miles los correos que
ha recibido donde le dan las gracias por tomarse el café en serio y educar a
las personas a beber más café con
seguridad.
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